10 enero 2008

... cuento fractal e inacabado ...

-- ESPERADME… QUE ME VOY – (∞) Esto era una vez un espejo (con sus dos reflejos) que emprendió un viaje hacia tierras muy lejanas / Un día despertó abriendo sus cuatro ojos y pensó… mejor dicho, dejó de pensar, hizo un liviano equipaje y partió. Tal vez se marchara porque se hubiera partido hace ya tiempo o / porque quería dejar de sentir algunos reflejos insanos. El caso es que nada más partir avistó un paisaje muy atractivo a sus (cuatro) ojos, era el capitán de los tetrapiojos / Quién era este extraño personaje? – pensó el espejo mientras bebía un poco de su refrescante cristasol. Se acercó a él y le preguntó dónde se encontraba. Él quería ir al fin del mundo / El reflejo de uno de los reflejos le dijo que para ir al fin del mundo primero tenía que pasar una serie de pruebas. Pruebas que no estaban escritas en ningún sitio, en ningún papel… eran pruebas propias (trampas) / La primera de ellas consistía en atravesar un laberinto de espejos… El capitán, mientras se posicionaba correctamente la ratota ante el espejo, le aconsejó que no permitiera que la risa flaqueara. El espejo avanzó y se vio gordo, feo, flaco, deforme… no olvidó reír, a veces. Avanzó / y el camino se lo iban a marcar esos cientos de reflejos que encontró. Una vez descifrados, el espejo voló hasta un país, que desde el cielo tenía forma de hígado alargado, donde aterrizó para enfrentarse a la siguiente prueba. Aunque antes descansó y buscó un poco de placer, que logró mirándose a si mismo y divagando… rodeado de flores verdes… / La segunda prueba consiste en atravesar un gran mar de paté – le dijo un oriundo. Espejo surfeó mientras se untaba media tostada de mollete, hasta que las olas empezaron a ser más altas. / Bien, como el espejo había estudiado en la Universidad de California era un gran surfero y las olas no le asustaban… Navegó y surfeo hasta toparse con la orilla de una isla en la que había palmeras cocoteras, pero no tenían cocos, tenían coca (estaba nevado, clic). Se puso hasta arriba, sin perder demasiado el norte… ¿por dónde iba? – se preguntó. / Si, mi tercera prueba – reflexionó (ñ_ñ)… ¿qué coño hago aquí? – reflexionó también. La respuesta la obtuvo de su panza, donde vio reflejado por el mar de paté un cartel: Torneo Tekken, inscríbete y obtén la tercera y última prueba. / El espejo mandó su inscripción contrareembolso de 3 mágicos dinares. Recibió una carta con la tercera prueba: ERA UN RASCA Y GANA, pero como era muy dejado y un acojonado de mierda, a la par que mediocre, se conformó con quedarse como estaba. / ??? Hasta que decidió hacer uso del boleto… / [Tu crees? Se atrevió? No le dio miedo? Yo creo que le da un poco de miedillo, no? No se, ojalá tuviera un final feliz, no? En fin, tú decides el final.] final 1: con ayuda de ambos reflejos, espejo decidió rascar el boleto… mientras lo hacía, sin estar demasiado seguro de ello, pensaba en lo relativo y lo relativo que era estar seguro de una o cualquier cosa (estaba teniendo pensamientos-reflejo, tan típicos en él…), el boleto salió ganador, pero desconocía cuál podría ser la magnitud de su premio, se encontraba algo desconcertado… (∞)…

* cuento escrito por mi hermano el noruego y yo, a retales... y sin final...

1 comentario:

amme dijo...

http://lamiradaoblicua.bitako.com/cd/pista02.mp3






besitóxicos