26 enero 2009

... valentía, café y jazz ...



[... el siguiente texto es un extracto de un cuento llamado "café y jazz", extraído directamente del alma de este ser que está al teclado ...]



... cogi mi bicicleta, pedaleé lo más rápido que pude para que desapareciera de una vez este desagradable frío que ha ido, y nunca mejor dicho, enfriando este maldito día… dirección, mi casa, mi sofá… al pasar por una de las calles rutinarias en ese trayecto, escuché jazz y decidí entrar en ese club que me recuerda al chubby de jaén, ese que ahora está hecho un antro… frené, aparqué la bici y entré buscando un rincón que casi siempre he encontrado allí cuando lo necesitaba, pero mis otras visitas fueron en otro horario… mucha gente divirtiéndo su tarde de domingo frío de enero, muchos jerseys negros de cuello vuelto, muchas gafas de pasta (como las mías, que están en mi bolso y que sólo me pongo en el cine porque no se me ve), mucha foto blanco y negro en las paredes… y en esa selva, aparezco yo, despeinada del viento, con mis guantes de vagabunda deshilachados, después de haber fumado marihuana recién comprada toda la tarde… miro a mi alrededor, busco un hueco, y, efectivamente, queda un hueco, justo detrás de una columna que hay en mitad de la barra y que hace a cualquiera que quiera tomar un trago completamente invisible a los poco profesionales camareros modernitos… le hecho valor, me arriesgo, aún a pesar de estar tremendamente triste, a sentir esa sensación de invisibilidad que, cuando te sientes bien te tomas a broma, pero cuando estás triste te hunde en la más absoluta de las soledades… con mi cabeza asomando tras la columna consigo que un camarero con la sensibilidad en el culo me ponga un cortado… me quito el abrigo, lo cuelgo en mi bolso que a su vez cuelga de mi hombro, saco un cigarro, lo enciendo… añado el azúcar al café despacio, me gusta así, remuevo poco, y pego el primer sorbo… empiezo a relacionar, por culpa de el efecto de la marihuana, la fantástica combinación entre el sabor del café y escuchar jazz… empiezo a disfrutarlo y a sentirme una personaja que se cree protagonista de una historia que sería una burda imitación de los Detectives Salvajes, de ese que me está empezando a cautivar ahora, si, hombre, cómo era?... Bolaño, eso, Bolaño… (que me perdonen los fundadores de esa gran revista literaria experimental que es la Magnánima Poetica Seminarii)… derivas… al ver que no tengo hueco tranquilo en ese lugar, empiezo a incomodarme, y los pensamientos recurrentes aparecen en cuanto me despisto, así que me autoengaño, pido la cuenta para distraerme quizá, me abrigo rápido, y salgo del club ...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Chapó Julinski.


Plat

Anónimo dijo...

tus palabras me llegan

weiss dijo...

Autobiográfico y calentito calentito, sacado de alguna muy reciente tarde de este frío enero. Y qué gracia, hace un rato hablábamos de los Bares Cañís Vs. Bares Bohemios con ínfulas de "modernitismo", si se me permite el palabro. Me ha gustado, y el título le va como un guante -eso de la valentía... para sensibilidades sutiles-. Además, tengo a Bolaño en mi lista de espera (aguardo hasta sentirme espiritualmente preparado para leer "2666"). Y bueno, pronto aumentarán las probabilidades de que te cruces con un nuevo figurante en el escenario de esas calles de esa ciudad que atraviesas camino a casa; con suerte hacemos tu trayecto menos rutinario.