19 abril 2009

... domingueros ...


... la invasión de ese sentimiento dominguero, y no me refiero al dominguerismo entendido con tortilla de patatas y picnic en el río, si no al dominguerismo en casa, trabajando un poco en lo que te gusta, comiendo a horas en las que algunos piensan que no se debe comer, despertándote a una hora que algunos piensan que es porque has trasnochado y llevas mala vida... anoche estuve cenando en casa rodeada de amigos, y no nos acostamos excesivamente tarde... aún a pesar de eso, la cura de sueño ya iba siendo necesaria, por eso, esta mañana me desperté a las once y media, entraba la luz por mi balcón, invernadero, lucernario... café, tostadas... ahora vuelvo a estar inmersa en la creación ingenua de lo que me gusta... me dispongo a preparar la comida... sobras de toda la semana, que la comida no se puede tirar tal y como están las cosas en este mundo, pero no ahora, siempre... necesitaría una conversación hoy... una conversación tranquila y en la que se llegara a algún tipo de conclusión positiva... para conversar hay que estar dispuesto a ponerse en la piel del otro, si no piensas bajarte del burro, para qué conversar... quiero esa conversación tranquila y empática...

un beso domingoide.

3 comentarios:

Rapso Falaria dijo...

hola guapa, veo calma en tus palabras, serenidad creativa, deseo de impulso, de acción y parada. Quizá me equivoque, pero es lo que me transmites. un beso

Anónimo dijo...

Si no quieres bajarte del burro, para qué conversar...
Excelente, cierto.
Saludos

Juan Cruz López dijo...

qué pasa cerumizorti. acabamos de llenar la city con tus carteles, bueno, con los carteles de la fábrica 451, y, de casualidad, nos hemos encontrado con don antonio cortés, que dice que se ha metido en new gomorre y que le ha gustado mucho todo lo que estamos haciendo últimamente. ya sé, bueno, hay un punto en el que hablar no vale para mucho... tú sabes que yo no te voy a dar ningún consejo, pero dime si te puedo ayudar en algo, ahora o luego, cuando tú quieras, y me pondré manos a la obra, ya sabes, quid pro quo y todo eso de el silencio de los corderos. ahí vamos! un beso