17 julio 2008

... contradicciones ...

convivir con las contradicciones es lo que hago desde hace un tiempo de manera cotidiana... contradicciones propias, contradicciones vitales... que afectan a mi toma de decisiones y que afectan también a mi estado de ánimo... y es que, en sí misma, la vida es una contradicción, porque desde que se convierte en vida, directamente es muerte también, así que, ¿pára que darle más vueltas? aceptemos las contradicciones pero sin dejar que nos hundan en lo más oscuro del universo... besoides o no...
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El principio de no contradicción es una exigencia del pensamiento racional y, junto al principio de identidad y al principio del tercero excluido, constituye las bases de la lógica aristotélica clásica. El principio establece que toda proposición idéntica o analítica (es decir, toda proposición en la que la noción del predicado está contenida en el sujeto) es verdadera, y su contradictoria es falsa. Por ejemplo, las proposiciones "A es A" o "El triángulo equilátero es un triángulo" son proposiciones necesariamente verdaderas, puesto que negarlas supone caer en contradicción. Así pues, el principio de no contradicción nos permite juzgar como falso lo que encierra contradicción. Para Leibniz y, en general, para los filósofos racionalistas, el principio de no contradicción es innato, es decir, se halla en el alma humana sin necesidad de haber sido aprendido. En sus Nuevos Ensayos, Leibniz lo expresa del siguiente modo: "El principio de contradicción incluye dos enunciaciones verdaderas: la primera, que una proposición no puede ser verdadera y falsa a la vez; la segunda, que no puede ocurrir que una proposición no sea ni verdadera ni falsa".

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Justificaciones en la Antigua Grecia y la Edad Media [editar] En palabras de Aristóteles el principio indica que “uno no puede hablar de que algo es y no es al mismo tiempo y respecto al mismo tema". Según Allan Bloom, “la primera declaración explícita conocida del principio de no contradicción - la premisa base de la filosofía y la fundación del discurso racional” - se da en la Politeia de Platón (La República) donde el personaje Sócrates dice, “es claro que la misma cosa no estará dispuesta al mismo tiempo a hacer o sufrir cosas contrarias con respecto a lo mismo y en relación al mismo objeto”.
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Según Aristóteles y Tomás de Aquino, este es uno de los principios fundamentales del pensamiento, que puede ser probado simplemente mostrando a los opositores que ellos mismos lo cumplen. Así, Aristóteles considera el caso de alguien que niega el principio de manera fuerte - sosteniendo que cada asunto es a la vez verdadero y falso - y pregunta por qué tal persona toma la ruta de Megara para llegar hasta allí desde Atenas, puesto que en la opinión de tal persona es tan verdadero que cualquier otro camino lo llevaría a Megara.

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