26 septiembre 2008

... el mar ...

me voy enredando con las corrientes de aire, y vuelo, con los brazos abiertos, mirando hacia abajo, y hacia arriba, buscando destinos y huyendo de alguno de ellos. Las olas del mar me van revolcando cuando la mar está agitada y me dan una tregua cuando la luna una hace que el océano esté calmado; así me dejo llevar flotando sobre el agua saturada de sal y peces que acarician mis pies. Después me toca caminar, por llanuras, con la respiración tranquila, donde me siento bajo la sombra de los árboles a descansar, a observarlo todo, a observarme y a elegir un camino, y elijo el camino de los montes altos, y comienza el ascenso, mis pulmones y mis latidos empiezan a dispararse, pero sigo subiendo, sin miedos, para llegar a los más alto, desde donde pueda contemplar el mar, el cielo y la tierra.

cuando estoy en la cima tengo que elegir de nuevo: volar, caminar, correr, flotar, nadar, caer… Y escojo las opciones en función de mi estado de ánimo. Los pájaros me animan a elevar los pies del suelo, y me lanzan guiños para que les persiga; saben que esa opción me fascina, pero cuando bajo la mirada y veo ese azul del agua del mar, algo me vibra en la tripa, porque existe gran diferencia entre volar en el aire y sumergirse en el agua…

dejándote llevar por las corrientes de viento viajas sin peso, tu cuerpo es totalmente libre, pero sabes, y tú mejor que nadie, que volverás a bajar, y si no eres conocedora de que la caída no será dolorosa, te darán vértigos y si pierdes la concentración: caerás…

pero el mar, el azul imponente del mar, esa balsa que de lejos parece una cuna, que te mece… que tan solo con mirarlo te calma el alma, esté tranquilo o esté alterado su fondo, que con la luz del sol o reflejando los rayos de esa luna que, en ocasiones, lo adorna, o sin luz ninguna, tan solo su sonido calma, su olor te impregna, te cura todos los males…

te devuelve la vida en sus peores momentos, con su agua, con sus sales… y además, el misterio de saber que bajo su manto espejado habitan mágicos seres que de tanto nos protegen… si la vida nació en los mares será por algo…


ese mar en el que me sumerjo y me siento como una sirena y te bailo, planeando en el agua, ese agua que toca cada milímetro de mi piel, que se mete por todas mis rendijas, que me lo adivina todo… el mar del que no puedo esconderme, al que no le puedo ocultar ninguno de mis secretos más recónditos…

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué lindo rubiaja!

No, si ya decía yo que este blog apuntaba maneras y es que ya mismo te van a publicar en la Poetica Seminarii o en cualquier otro fanzine dedicado a las profundidades del ser y los océanos.

Un besajo de un espantajo

Anónimo dijo...

Encontré tu blog por casualidad, buscando en google inmarcesible( palabra que me ha cautivado) apareció, y ahora lo que me cautivan son tus palabras, qué forma de mezclarlas tan especial...
Pudor, pudor... sigo con él y la simple idea de ser leida me saca los colores.
Gracias por escribir de ésta manera. Besos.

Anónimo dijo...

azul. helado, transparente y misterioso azul.